HENRY MILLER

 

Parecen frágiles, tan indefensos, pero cuando dan en el blanco provocan una catástrofe incalculable. Tenemos razones para temerlos, los que estamos dormidos. Traen consigo la luz que ilumina y que también mata. Son figuras solitarias. Armadas solo de ideas, a veces de nada más que una idea, que pulverizan esas épocas en que estamos embalsamados como momias. Algunos tienen poder suficiente para resucitar a los muertos. Algunos caen sobre nosotros y practican sobre nosotros un encantamiento del cual no nos libramos durante siglos. Algunos nos maldicen por nuestra estupidez y nuestra inercia, y en esos casos pareciera que el mismo Dios es incapaz de salvarnos.


En el fondo de toda creación, sosteniéndola como un arco, está la fe. El entusiasmo no es nada: viene y se va. Pero si uno cree, entonces ocurren milagros. La fe no tiene nada que ver con las ganancias; a lo sumo, tiene que ver con los profetas. Los hombres que conocen y creen pueden prever el futuro. Estos hombres no quieren ponernos nada encima. Quieren poner algo debajo de nosotros.  Quieren dar una base sólida a nuestros sueños.

 

El mundo no sigue andando por ser un negocio que rinde (Dios no saca ningún centavo de comisión). El mundo sigue andando porque unos pocos hombres, en cada generación creen en él totalmente, lo aceptan sin discusión, lo rubrican con su vida y ellos tejen una composición llena de armonía y sentido.


 

Si no fuera, por esta lucha constante de parte de unos pocos creadores, que extienden el sentido de la realidad en el mundo, el mundo moriría literalmente. Es evidente que no seguimos vivos por obra de los legisladores y los militaristas. Nos mantenemos vivos por virtud de los hombres de fe, de los hombres de visión. Estos son como gérmenes de vida en el infinito proceso del devenir. ¡Abrid paso, pues, a los dadores de vida!

 

-----------------------------------------------------------------------

ANTONIN ARTAUD

 

Aquí está ese rumor de hormigas que producen los descubrimientos, las revelaciones, las apariciones.

Aquí están esos grandes  cuerpos varados que recobran viento y vuelo.

Aquí está el inmenso zarandeo de la supervivencia.


Una inmensa desolación soberana da la clave a esa multitud de sueños que solo piden despertar.

 

-----------------------------------------------------------------------

 

RIMBAUD

 

Tiene que ser el fin del mundo, si avanzamos. Nuestra filosofía será feroz.