LA NOCHE SIEMPRE ESTARÁ AMENAZADA DE AMANECER,

MIENTRAS LA JUSTICIA PERSEGUIDA NO RINDA SU PENSAMIENTO AL MIEDO

 

LA ENTEREZA DE QUIENES AYER RENDÍAN SU MORAL A LA CONVENIENCIA VEGETAL DE SU VIDA ADOCENADA, ES PRUEBA INQUEBRANTABLE DE QUE SÍ SE PUEDE DESAFIAR Y DERROTAR EL CRIMEN ERIGIDO EN STATU QUO

 

ADELANTE COMPAÑEROS, ENTREGAD ESTE MOMENTO A LO SUBLIME, QUE PARA OBSCENIDADES BASTARIA CON LA LISONJA DE QUIENES OS QUIEREN MANTERNER RESIGNADOS A LA IGNOMINIA DE UNA VIDA SIN MÁS DIGNIDAD QUE LA FARSA

 

Cuando se observan hechos como los de la Hoya del Caballo, donde docentes, pobladores y soldados, resultan hermanados en el común denominador de la cobarde alevosía. Y se van sabiendo uno a uno los titiriteros sutiles en el terreno y, los otros, más sutiles aún, y más “respetables”, la cosa parecería tomar curso a favor de las víctimas, Pero que vá, en eso consiste El Sistema, en condenar a la víctima para que en una próxima vez haya menos propensión a soñar y a creer en las quimeras de la sensatez y la decencia. Si no tenéis nada, apostad lo último al bien común, y perded heroica y abnegadamente, que en este mundo solo ganan los torcidos. Pero creedlo en serio: ¡los torcidos!

 

¿Quién mato al Ché?: ¿Los Rangers? ¿Barrientos? ¡El agente cubano Ismael Rodríguez? ¿El campesino encargado de dispararle? No; ellos aprovecharon la presa que en bandeja de plata les brindo la cúpula del PC. Pero, ¿por qué el Partido Comunista Boliviano dejó que el atraso de aquella población rural fuese el mejor aliado de la CIA? Porque los PC latinoamericanos lamentablemente nacieron enfermos. Su enfermedad consistió en andar a la zaga del liberalismo; de ahí su inconsecuencia y su proclividad al electorerismo. Pero no hubiesen sido un gran mal si no se disfrazan de comunistas. En la práctica ese fue su rol: confundir para adocenar bajo la trampa de su impostura. Moviéndose en el umbral de derechas e izquierdas, para hacer exactamente lo que hicieron en la Hoya del Caballo: utilizar el señalamiento para sacar por la sucia, lo que una consciencia social legítima les juzgaría como un auténtico crimen de lesa humanidad. Porque no es contra una persona que atentan, es contra la última y civilista opción de rescatar este macizo y este corredor para el interés sublime de toda la humanidad. Tres cercos contra el rector en méritos, activaron en la Hoya, y, sin embargo, el único silencioso, táctico, el verdadero podía contemplar las piezas folclóricas de su ajedrez redimirlo de mostrar sus propios dientes. Es un buen juego, en verdad. No por lo astuto e incruento. Porque les ha funcionado para lavar su imagen. Ahora, que hubieran podido convertir su presencia en una especie de “greenwash” , en vez de llenarlo con los desechos no biodegradables de sus millones de raciones e intendencia. Que hubiesen podido desarrollar tecnologías suaves para marchar y pernoctar sin depredar ni apisonar, como lo hacen las vacas. Basta que los satélites muestren al público planetario los huesos de la tierra en estos corregimientos, para espantarse de lo inocua que ha sido el control social en cuanto a los factores de degradación ambiental. Ni glaciares, ni selvas, ni páramos. Un desierto frío que avanza, con la indolencia general como común denominador.

 

Se intenta entonces el milagro del Fénix; hacer resurgir el espíritu inspirador de la lucha por la tierra, y entonces los pseudocomunistas descargan todo el posicionamiento gamonalesco de tantos años adocenando, con idéntico conservadurismo al que otrora hiciera la iglesia. ¿Quién paga por este crimen? ¿Cómo logra una sociedad darse un proyecto histórico emancipatorio, cuando la ergástula que perpetúa el dominio medieval sobre las masas impide más cuestión u horizonte que el que dictan sus dictadores? Un auténtico nudo gordiano solo puede deshacerse a la manera de Alejandro de Macedonia. Pero no hay ese Alejandro, porque detrás y arriba del rector no viene el músculo heroico del guerrero espartano, sino la grasa hedionda de un funcionarismo decadente tratando de atesorar en lo privado su deplorable paso por una institucionalidad que, en esencia, sigue siendo la misma que testaran los invasores de las tierras liberadas por Bochica para la reverencia muisca.

 

Si contáramos con una institucionalidad medianamente moderna. Con unas Fuerzas Armadas medianamente patriótas y un Estado con un propósito medianamente civilizatorio, propuestas pedagógicas como la que hoy persiguen criminalmente los nuevos Herodes, no andaría por Los Andes como el pobre Oso Frontino. Pero aquí, después de los setentas nada ha pasado en positivo para la Consciencia Social o la Patria, que son lo mismo; todo ha corrido a favor de la debacle moral y la expoliación. Somos –no casualmente, por supuesto- en estos momentos, el país socialmente más atrasado del continente; solo nos rescatan un tricito algunas manifestaciones del comunerismo indígena.         

 

¿Qué movió la conspiración contra el Proyecto Comunero? La conjugación de celos y miedo. Sesenta años detentando un ascendiente absoluto y, sin embargo, si se quitara al Estado solo quedaría un campo yermo. ¡Qué vergüenza! ¡Qué ironía! ¡Qué terrible verdad la que han representado en este corredor tan vital para los intereses más grandes de la Humanidad! Fue cuestión de dar el paso hacia el Sumapaz profundo. Cuestión de querer avanzar y crecer con los campesinos dedicados a la tierra, para que el miedo y los celos se volvieran odio. ¿Celos de qué? ¿Miedo a qué? Tantas décadas captando la bolsa pública y tan magros resultados. Sesenta años sometiendo en nombre del páramo a parsimonia cambios y desarrollos viables con algo de visión y un poco de honradez. Miedo a que las credenciales de su mentira se volaticen ante los avances de la luz. Los illuminati, sarcásticamente llaman a los docentes que apuestan a una ciencia endémica, radical, que vaya a las raíces de cuanto pasa y le pasa al Sumapaz, que aprenda y enseñe dónde y cómo estamos, para que nuestra actividad y nuestra vida tenga sentido más allá de nuestra simple supervivencia vegetal en estos andurriales.

 

 “Soy el Che y valgo más vivo que muerto”), al día siguiente (9 de octubre) fue ejecutado ilegalmente por orden directa del presidente boliviano René Barrientos en la escuela primaria del pueblo de La Higuera. Sus últimas palabras fueron dirigidas al soldado encargado de fusilarlo: “Párese derecho y apunte bien, va usted a matar a un hombre”. Curiosamente en ese mismo sitio se levanta hoy un santuario donde algunos bolivianos lo veneran como “San Ernesto de La Higuera”.

 

Escucha Sancho… ladran los perros Quiere decir que vamos cabalgando!