¡B ES T I A S!

 

Bastaría con que Libia dirigiera una nave contra uno de los tantos reactores franceses, para que Europa dejara de existir. Sorprende el grotesco intervencionismo de una Europa ciega, que busca paliar sus tremendas crisis arriesgándose y arriesgando el mundo al armagedón. Como el propio Gadafi lo dijera, la desmemoriada colonialista los está precipitando al abismo nuclear. No les bastó con el susto de Chernobyl, cuando estuvieron escasamente a un grado de compartir la suerte de los dinosaurios. Ahora bien, que nadie crea, ni por un momento, que la cobarde, estúpida y criminal OTAN puede blindar sus Centrales, contra la proverbial reacción africana y panárabe, que ha venido creando y que está llevando al clímax con su locura por reapropiarse del norte africano. Estos son mitos de película para el estulto montón, pero no para el hombre con dos dedos de frente y algo de vergüenza patriótica.

 

Pero sorprende más aún la complicidad de los países con veto en el Consejo de Seguridad, como China y Rusia. Mientras el voto de Colombia no sorprende, el de Brasil se ganó la inmediata visita de Obama que, para mayor vergüenza de PTA, se dio el lujo de ordenar el bombardeo en plena cara de la exguerrillera Presidenta. Bien por el Imperio, porque usa un negro para escupir en la propia cara del subcontinente negro, gracias al genocida servilismo del gobierno brasileño.

 

¿Y ahora qué? No es que el Presidente libio desconozca la vulnerabilidad de Europa. Todo lo contrario, porque la sabe es que, aún bajo fuego, no se desespera, circunscribiendo su respuesta a una eventual guerra de resistencia interna y prolongada; con todo y que el ataque lo autoriza a devolverlo en cualquier país de la criminal alianza cleptocrática del G-8. El cipayismo europeo la está hundiendo en noche más espantosa que las ya conocidas, pero no hay liderazgo, ni sensatez, ni mucho menos dignidad. Europa se comporta como el miserable enclave del imperialismo para Oriente Medio y África que es.

 

El imperialismo sigue demostrando los desarrollos en alcance y sofisticación de sus operaciones. Nada de lo que acontece en el Mediterráneo y el Golfo Pérsico ha sido espontáneo. Se trata de escenarios premeditados y preparados cuidadosamente donde, una vez más, se pone de manifiesto la capacidad de soliviantar a la sociedad, aún bajo regímenes que pueden demostrar resultados sociales ostensibles como la Libia de Gadafi.

 

Que se prepare el ALBA. Que no dude en hacer más, mucho más que alarde de Dignidad, porque LATINOAMERICA NO SE DISCUTE. Una cosa era Cuba y otra, gigantes como Brasil, Venezuela, Argentina, Bolivia. No son siquiera imaginables la cantidad y sofisticación de escenarios en preparación para los decisores detrás del pelele negro. Si el Norte Africano parece responder a un efecto dominó, el próximo Mediterráneo somos nosotros. Por supuesto, no bastarán las fórmulas manidas, protocolares o meramente institucionales. Tampoco con preparase para una guerra de resistencia. Hace falta mucho más. La Latinoamérica del común antes que patriótica sueña el sueño americano, con todo y lo loco que eso suena. ¿Quién dijo, por ejemplo, que a la montonera colombiana la trasnochan las bases yanquis que, con todo y la Corte Constitucional, continúan en su labor secreta contra la Latinoamérica soberanista?

 

El régimen bolivariano, por ejemplo, puede tener más posibilidades en el momento actual de la geopolítica, que las que tendría de la solidaridad real de los gobiernos latinoamericanos y caribeños afines. Ingenuo sería esperar algo más que lo demostrado por China y Rusia frente a Libia. El ALBA y                todo lo que pueda mover e influenciar debe actuar ahora, tan caliente como lo hacen los aliados yanquis, que es su propia suerte la que se juega en el Mediterráneo. Pero ni siquiera el ALBA está dispuesta asumir las consecuencias de una interpretación rigurosa del momento. Esperarán y, a la larga, terminarán recurriendo a las mismas mamerterías de siempre. Pero esta vez ni siquiera la mamertería contendrá la intervención completa, porque además de regímenes clientelares, el imperialismo viene a pasar la cuenta por la luenga iconoclastia, y para que el latinoamericano del bicentenario coincida exactamente con la proforma de sus laboratorios.

 

JORGE EDUARDO SOTOMONTE GAMARRA