HAITÍ SEREMOS TODOS SI LAS DECISIONES DE HOY NO SON LO SUFICIENTEMENTE AUDACES


¿Una década para reconstruir a Haití? ¿Reconstruir qué, acaso los muros que diezmaron la miseria como nunca lo hiciera política o comunidad internacional alguna? La catástrofe de Haití no es cuestión de paliativos. Y si no se quiere incurrir en demagogia, aún desde las más sinceras propuestas de refundación como las del ALBA, es imperativo entender que el proyecto Petion sólo podrá rescatarse planteando sin dilación alguna la Unión de Repúblicas Socialistas Americanas. Cuba y Venezuela deben plantearse de plano su integración como núcleo fundamental de la Patria Grande.



 

¿Una década para que el cambio climático y los yanquis sumen y sumen catástrofe, patología y dependencia a la infra-humanidad de un pueblo que solo no podrá retomar la egregia historia anti-imperialista de sus fundadores? El ALBA no puede llamarse a engaños benefactores. Haití debe integrarse al socialismo cubano o verse irremediablemente sometido a protectorado gringo, y con él todos los pueblos al sur del Río Bravo Es necesario dejarse de pudores baladíes, que mucho le sirven a la estrategia de reconquista y control perpetuo del imperio. Apalancar a Cuba para que pueda recibir a Haití como parte plena e integral del su república demanda con audacia de Castro y Chávez plantear la hoja de ruta de la Gran Patria y mover a este propósito con la urgencia imprescindible  toda su formidable y comprometedora influencia.



 

Haití, y todos los demás pueblos sojuzgados del continente no requieren tanto de la cooperación del ALBA como de su Unión en una sola república. El imperialismo no está jugando a hacernos pasito y mucho menos a sensibilidades, que le son absolutamente contradictorias al capital. Los gringos no están en Haití por solidaridad. Los gringos están en Haití para conjurar el ascendiente cubano y cercarlo tomando el corazón del Caribe.



 

La miseria extrema y las patologías del miedo asociadas al desastre y la orfandad, no se remediaran con ayudas y sicólogos. Revigorizar y dignificar exige diferenciar claramente la solidaridad revolucionaria de la dolosa beneficencia de las potencias que han degradado al mundo. Y esa diferencia hoy solo puede entenderse como UNION. El pueblo haitiano esta listo para su consunción como nación o, como ninguno, para el Socialismo. Es voz de las propias víctimas hoy concentradas en la gestión solidaria de su supervivencia: “El 12 aprendí que las cosas materiales no valen;  que lo único que vale es el espíritu de humanidad, el amor al prójimo, porque es lo que nos queda como salvación cuando todo lo otro ha fallado”; ninguna otra mejor manera de definir el alma viva del  SOCIALISMO.



 

Al epicentro de todas las catástrofes que padecen, y padecerán cada día con mayor rigor,  los pueblos del mundo, es preciso oponerle sin demora el epicentro de Consciencia y Decoro que hoy tiene por sus más preclaros adalides a Cuba y Venezuela. Esta es la hora suprema, la hora de las horas, dudarlo será tanto como asesinar la Patria Grande. Comandantes, ya que habéis desenfundado la espada de los más grandes entre los grandes, dad la orden, la más sublime y la más anhelada orden que hombre o pueblo alguno pueda esperar.  Llega un momento en que solo la audacia puede conjurar cuanto de mesura y cálculo se arriesgan esperando mejores condiciones; vosotros lo sabéis por el Moncada y por el 4 de febrero. ¡Ahora o nunca!



 

JORGE EDUARDO SOTOMONTE GAMARRA