Existe una orden del poder real tras bastidores. Esa orden es defender el establo educativo de los peligros de quienes pretendan limpiarlo.  Todo servidor público que incurra en esa necedad llamada “principios”, en detrimento del servilismo que de él se espera, deberá ser simplemente desechado.



 

En el caso del sector educativo, la orden debe aplicarse con mayor rigor, pues un docente, tiene audiencias permanentes como ni siquiera la iglesia o la prensa.   Ahora, la cosa es definitivamente grave sise trata de un rector comprometido con un Etica Pedagógica contra-hegemónica o latinoamericana. Ese rector deberá ser tratado como un insurgente. ¿Pero cómo diablos hacerlo sin violar sus derechos fundamentales, sin poner en evidencia la vía de hecho?



 

La respuesta es la misma que se ensaya a nivel de las primeras magistraturas contra Zelaya, contra los Kichner, contra Correa y Chávez, y se llama FARSA JUDICIAL.



 

En el caso del compañero JORGE EDUARDO SOTOMONTE GAMARRA,  la persecución tiene el mismo trayecto que su empeño en sobreponerse a la égida anti-moderna que banaliza el discurso humanista, degradando el magisterio hasta afinarlo como parte sustantiva del tragedia nacional (Escuela e la Noche, lo ha llamado William Ospina). ¿Cómo permitir que un rector impío –escéptico- permanezca contaminando a nombre de la ecología el alma de los niños –educación no confesionalista-? Nada hacemos acabando con la guerrilla, mientras haya grupos misionales proyectando pedagogías subversivas.



 

Bueno, así piensa la caverna. Y, peor aún, así actúa. Ahora bien, nuestra caverna es unacaverna de principios, digamos como el Cóndor, de Gustavo Alvarez Gardeazabal. Esta caverna que se emponzoña contra el grupo misional del proyecto de “Educación para que el pueblo pueda”, por principios tiene el metal. Humanismo y metal, no son compatibles, excepto que uno de los dos no lo sea tanto. De otra manera acontecerá lo que acontece entre estos aviesos santurrones  y el esfuerzo pedagógico civilista por desencadenar las competencias de una ciudadanía valiosa, esto es con capacidad de hacer lo que hizo el rector ante la coerción de que fuera objeto para que dejara su cargo -obtenido en méritos- a merced de los negociados clientelistas del alcalde: Mandarlos a comer m..



 

Compañeros, lo deplorable no es que la plaga se comporte como tal. Los deplorable está en que la organización gremial cohoneste permanezca indiferente a esta nueva modalidad del macartismo y la cacería de brujas. ¡Cómo que se están tragando –como cínicamente lo dijeran- la integridad de uno de los pocos rectores que se atreve a ejercer sus funciones más allá de la abyecta conducta adaptativa y la organización sindical sin ensayar la única arma efectiva contra el uso doloso, parcializado, infame del Control Interno Disciplinario y la complicidad del politizado Ministerio Público!