TERCERA A LOS DOCENTES DEL ECOLÓGICO 


(Floridablanca, abril 6 de 2010)


AUTORREGULACIÓN, AUTONOMÍA Y FLEXIBILIDAD 

 

Los Comités Curriculares en tanto células responsables de sede o jornada derivan su autonomía de la consistencia de sus planteos y de la consecuencia con ellos (praxis). ¿Tenéis un currículo pertinente y suficiente? ¿Lo objetiváis en el día a día, en cada uno de las actuaciones y en cada una de las tres aulas? ¿O, por el contrario, “trabajáis” empíricamente, esto es, vuestra “práctica” no es práctica, sólo una labor ciega, irreflexiva, mecánica, acientífica?

 

Los docentes en tanto agentes del estado laboramos como trabajadores de tal patrón. Y en ese sentido, luchamos o politiqueamos para “justificar” la paga y acumular una pensión. Pero en tanto Sociedad Civil servimos al proyecto histórico de liberación de nuestra sociedad. La liberación va más allá de la independencia política ganada en los campos de batalla. Es la construcción de las bases humanas que nos libren de la deriva hacia nuevas dependencias o nuevas tiranías. El “padre nuestro” frente a los peligros de la ignorancia y la alienación. Es lograr que cada nueva generación signifique nuevos logros en el perfeccionamiento de la justicia social y la realización plena de quienes integramos eso que llamamos pueblo. Nos preocupa el pueblo porque esa es nuestra condición de clase y porque un pueblo culto es un pueblo indomeñable.

 

Ciertamente, los docentes hace ratico dejamos de ser Sociedad Civil, pues banalizamos nuestra responsabilidad pedagógica, limitando nuestro quehacer a una acción cuasi-acéfala y, peor aún, de dudosos escrúpulos. Usamos las márgenes de discrecionalidad en función casi exclusiva de nuestra conveniencia. Por esta vía hemos contribuido de forma sostenida y creciente al desmejoramiento de la poca calidad que alguna vez lograra el sector público. Hoy participamos sin vergüenza de un remedo de educación, que le va muy bien a los enemigos estructurales del ennoblecimiento de los pobres, y, re-mal a quienes pierden en tan enmiseriadora empresa su derecho a crecer como hombres cabales.

 

El Hombre no nace, el Hombre se forma. Tal es La Tarea de la Educación, La Tarea de los educadores consecuentes. Así hemos llegado a una Colombia de homúnculos, cuyos votos reproducen el vicio, limitando las capacidades para salir del atolladero histórico en que nos colocara el falseamiento de la democracia. Cada día es mayor y más pesada la necesidad y La tarea del humanismo sobreviviente. Pero nos toca persistir en la demanda, pues el humanismo es humanismo en tanto se bata contra toda adversidad que atente contra el ascenso de la especie hacia los cielos de lo sublime, esto es, de lo divinamente Humano.

 

Tal es, una vez más, el llamado, la convocatoria a no ceder ante la desastrosa inercia que nos imponen quienes manipulan el país hacia intereses mezquinos, destructivos. Y cedemos cada que hacemos indispensables la férula para siquiera llegar a tiempo o cumplir con la trasmisión de unos conocimientos que medianamente le permitan a los chicos suficiencia frente a las pruebas estatales. El Hombre cabal, por supuesto, está más allá de esos estándares, pero no superarlos los dejaría en una bancarrota peor. Tal es la realidad que debemos asumir, dada la venalidad de las burocracias sindicales para apalancar un movimiento pedagógico de legítima dimensión alternativa.

 

Mientras tengamos frente a nosotros a un niño o a un adolescente estamos moralmente exigidos. Ninguna adversidad puede justificar nuestra deserción de cumplirle con Decoro al alma en formación. Pero nos cuesta tanto cumplir con los mínimos morales, porque nosotros mismos hemos sido asaltados en nuestra formación. Se nos negaron los elementos básicos para no permitirnos la mortal deriva hacia la patraña de educadores. Así, el círculo se vuelve vicioso y pareciera que no hubiera nada que hacer distinto de salvar nuestra supervivencia económica. Pero sí lo hay, porque nos sobrevive un algo que aún nos conmueve, porque aún nos cuestionamos con un cierto grado de pudor, de ganas de resistir. Ese algo puede salvarnos, si con él y desde él buscamos con fruición lo tanto que nos hace falta para erigirnos como verdaderos maestros, como adalides de la Patria soñada por nuestros precursores, pero aún innacida. Tal es el espíritu que anima el despertar de lo sueños. El acicate desde el cual podemos darnos la garra necesaria para echarnos a cuestas la Nación Necesaria, el Colombiano Necesario, el Hombre Necesario.  ¡Que nazca la Patria Buena en nuestras manos y por nuestras manos, es la obra maravillosa que os pido en este bicentenario de mentiras, nada menos! ¡Maestros de la verdad, por procelosa y heroica que sea su empresa!

 

Si hemos pensado en una curva integral que nos ayude a monitorear objetivamente el crecimiento de nuestros discípulos, entonces debemos asumir nuestra propia curva de crecimiento integral como Maestros. Tal es el correlato necesario. ¿Lo haremos? ¿O nos circunscribiremos a lo pautado por el nuevo decreto de promoción y evaluación, limitando con él la formación integral debida a nuestros chicos?

 

¡Démonos, pues, ese instrumento que nos ayude a enriquecer nuestro oficio, a mejorar continuamente, a avanzar hacia una jubilación de la mediocridad y una productividad cada año más vital! Si nos lo proponemos sin temores ni negligencias podemos lograrlo.

 

Los directivos Docentes estamos dispuestos a reingeniar nuestra división de trabajo para acompañarles especialmente en esta primera etapa, donde nos será necesario aprender a caminar por esa senda hasta ahora inexplorada. Ya hay algunos esbozos que iremos socializando en la medida en que ustedes mismos vayan avanzando en el empeño.

 

Digámosle NO al conformismo, a la rutina. Despachemos ese facilismo que nos mantiene atrofiados y abúlicos. ¡Emprendedores, entusiastas, creativos! ¡Hagámosle el feo a la marulla, que en eso somos, lamentablemente, expertos. Aprovechemos positivamente, noblemente, la flexibilidad para avanzar en capacidad y autonomía, no para erosionar aún más las estrechas márgenes que nos concede la realidad administrativa del sector!  ¡Desoigamos a las momias, a los “colegas” rendidos en el afán exclusivo de la paga y la pensión! ¡Confrontémoslos con el lustre de nuestro quehacer permanentemente enriquecido! ¡Vivifiquemos los ambientes escolares, llenémoslos de luz y festiva febrilidad! ¡Contagiémonos y contagiemos de espíritu revolucionario positivo! Veréis como pronto despertarán a la vida verdadera nuestros chicos! Entonces serán ellos los que no nos dejarán retroceder en esta lucha contra la decadencia generalizada que padece el sector y el país!

 

Fraternalmente,

 

JORGE EDUARDO SOTOMONTE GAMARRA

Rector