SI LA SOSPECHA ES MAS VIOLENTA QUE LA VERDAD, JALEMOSLE A LA....

 


El día amanece …y estamos derrotados. No porque nos hayan derrotado (¿ó sí?), sino porque las áreas del cerebro que dirigen la motivación de nuestra conducta están en ceros. No es depresión, tampoco melancolía o spleen, como solía llamársele en tiempos de Garrick. Es otra cosa, ¿malparidez, quizá?, ¿La ¨inmunda¨, como dicen los rolitos por estos días? ¿El clásico ¨no me hallo¨?

 

La interpretación de nuestras miserias o.. mejor, de nuestras anhelos frustrados, o de las calideces perdidas, o de las tonterías en que andábamos enfrascados y que aún nos pesan como si su ausencia fuera una verdadera calamidad. Es que ahora nada es verdadero, es decir, todo se ha hecho inmutable y, por ende, insoportable.

 

Necesitamos sincerar la realidad, desnudarla, devolverle su auténtico y siempre renovado cuerpo. Solo la realidad puede salvarnos del prozac y el mundo de evasión en que irremediablemente naufragamos.   

 

¿Sincerar la realidad? ¿Cuál realidad, si la realidad es la gran desconocida o, peor, la gran plagiada? Plagio de un plagio de un plagio que la mediática y la escuela multiplican  ad calendas grecas, esto es. ab eternum.

 

La plaga humanoide se multiplica inusitadamente mientras devora al planeta. Entre más especímenes, la carnicería es mayor. La dictadura oligopólica encubierta global lo sabe y lo potencia. Llama al baile a sus mil demonios y estos arman una danza de fantasmas, suficientes para enfebrecer de violencia y dasatino el mundo. El Plan de los Seismil empieza a revolotear en sus necrófagas mentes. La imagen de la hecatombe en ciernes los fascina y estimula. Empero, la afectación sobre el mercado o, mejor, la afectación al hipermercado que somos, los inhibe un poco, en tanto implicaría considerar modificaciones sustantivas a su sistema de poder. La tecnología ahorra fuerza humana, incluso inteligencia. Y hemos de aceptar como cierta tal extravagancia si se considera la ¨inteligencia¨ promedio producida por los medios ideológicos de esta bazofia de sistema.  Menos tropas, más control, pero… ¿mayor productividad, crecimiento, plusvalía? Las leyes impersonales -denunciadas por Marx-  tienden a personalizarse; lo cual acaba con el canto de cisne del liberalismo imperialista, enfeudando al planeta en una autarquía global tecnológica que, de suyo, es un entuerto harto complicado para estos bribones acostumbrados a la seguridad de la explotación sin límites. No es fácil para la culebra decidirse a morder y tragar su propia cola.

 

El poder de los poderosos y la estulticia incapacitante de los proveedores incautos de poder, parecen suficiente argumento para dar por cierto como único futuro posible el que nos determinan los consensos que estructuran el megatrust corporativo global. Consensos que prevalecen sobre los disensos y complots internos, pero que no logran conjurar, como quiera que se trata de la unidad forzosa entre elementos que ya no valen por sí mismos, sino por su posición en el  entramado comanditario, que los determina y los trasciende, haciéndolos perfectamente desechables; con lo cual el sistema subyacente obtiene de sus homúnculos toda la disciplina necesaria para sostenerse y recrearse incesantemente. La vendetta siempre está a la orden del día, ofreciendo una hermosa llaga al germen  de vida que ha de matarle. Es la grieta a la que han de acudir los implosionadores llamados a minar el monstruo en sus entrañas. De hecho, pareciera, que en su locura ya lo anduviese intentando la línea terrorista  responsable de las operaciones a escala que sacuden el mundo en los distintos planos de la guerra integral, ya financiera, mental, militar, climática, desde la cual el capitalismo extremo mueve sus intereses estructurales. Sin embargo, ya sabemos que no son los hombres los que mueven el sistema, sino el sistema el que mueve y compulsa la perfidia de sus cuadros y.. sepultureros.