EL IBM: UN NUEVO MODELO DE GESTION DEL SOCIALISMO


Para responder a las nuevas exigencias socialistas resulta del todo impertinente un estado fraguado a lo largo de doscientos años de clientelizar e impedir la emergencia de una auténtica sociedad civil, Si sumamos a ello la improvisación forzosa de funcionarios que, independientemente de su voluntad o preparación profesional, no alcanzan a suplir con la solvencia bolchevique necesaria cuanto sería necesario para sobreponerse a la inercia del cargo, trascendiendo el rol burocrático con la audacia creativa y sinérgica de que hace gala  e inútil exhortación el comandante de dicha emergente tropa.



 

La formación  integral no se improvisa y mucho menos competencias administrativas revolucionarias  en el marco de un estado hecho para un propósito diametralmente opuesto, y que la constitución dejó intocado en lo fundamental, colocando la diferencia potencial en el tipo de liderazgo del presidente Chávez.



 

El impase evidente, e insuperable en lo inmediato, entre el presidente y la agilidad y coherencia en la ejecución de su equipo de gobierno, demanda del presidente un cambio de modelo de gestión del socialismo que descentre su liderazgo de las cúpulas burocráticas directamente a la sociedad pauperizada.



 

No es pensable que mediante acciones paliativas deshilvanadas y tortuosas, por cuantiosas que sean, pueda cristalizarse el no-retorno en el marco del escaso tiempo con que se cuenta para que la derecha invierta la correlación electoral. Con unos pocos ministerios y una política de riego productivo directo de la renta nacional a las bases sociales, el empoderamiento ciudadano necesario para construir y defender hasta la muerte la Patria Socialista gozaría ostensiblemente de mejores posibilidades.



 

Por más que el presidente se empeñe en ser acucioso tutor, persuasivo y exigente, de su planta ejecutiva, no va a conseguir  que la iniciativa de éstos le permita dejar de pensar por ellos; y ya lo dijimos, el modelo instruccional, que funciona para la vida militar, no es suficiente para producir la inteligencia egregia que da lustre, brío y diferencia a los gobiernos que se echan a cuestas la dependencia y  atraso históricos del aparato estatal, productivo y las  mentalidades a ellos asociadas. 



 

LA PROPUESTA AL PRESIDENTE



 

La propuesta es adelgazar el aparato burocrático, planificando la economía en función de un Ingreso Básico Familiar “IBF” criteriado, que tase las Necesidades Humanas Fundamentales “NHF” en una moneda estable, que bien puede ser El Sucre. Así, el staff ejecutivo sólo tendría como misión celar y multiplicar la renta petrolera, mientras se desarrollan las reservas de  recursos naturales  de mejor potencial económico en el corto y mediano plazo, que permitan apalancar estratégicamente el IBF, ampliando las metas y exigencias productivas del mismo, a objeto de constituir un auténtico y poderoso capital social nacional.



 

Imaginemos el siguiente escenario: el estado provee gratuitamente educación, salud y transporte, regula celosamente el IPC, particularmente en lo atinente a la canasta familiar;  un IBF aproximado a 500 dólares criteriado en porcentajes para alimentación, vivienda y otros, que las familias ejecutarían comunalmente, a objeto de optimizar su inversión y recibir del estado estímulos o premios adicionales en Sucres, asesorías técnicas y facilitamientos de todo orden; le permitiría al estado contar con un ejército de obreros para los miles de proyectos de vivienda de interés social que se emprenderán con los porcentajes asignados a dichos rubros dentro del IBF, así como para los proyectos de comunas rurales y las obras de infraestructura, ya que los beneficiarios del IBF compensarían su ingreso con trabajo. Si  todo eso va acompañado de una ingente labor ideológica y cultural por cada célula del partido, en el marco de los tres ochos –trabajo, estudio y descanso-, es sensato pensar que el imperialismo se vería a gatas para aupar sus planes desestabilizadores con las incoherencias que hoy caracterizan la gestión burocrática del socialismo.



 

Tal vez si se hacen cuentas detalladas del ingreso actual, si se calcula con cuidado los potenciales de mayor sinergia que podrían desarrollarse entre el corto y mediano plazo para incrementarlo con otros proyectos a escala alternos a la renta petrolera, el presidente Chávez podría descubrir que la propuesta es económicamente viable, que aún no es tiempo para fomentar la demografía, ya que el número de familias vulnerables actuales continúa siendo un reto de talla  mayor y que, con mayor ponderación en la natalidad se podría superar su pobreza con la presteza que demanda el acoso de las derechas y el escepticismo que produce el actual modelo de gestión del socialismo en la propias filas de la izquierda consecuente.

 

JORGE EDUARDO SOTOMONTE GAMARRA