UN NUEVO CURRICULO PARA EL ENNOBLECIMIENTO DE LOS DESESPERADOS

 

…y parece que la historia

hacia atrás caminara.

Pablo Zogoibi

 

 

Dependiendo de la educación del pueblo la consolidación de la Libertad recién conquistada por el fuego insurgente, Bolivar la exalta  como la más alta prioridad y condición sine qua nom  de la RepúblicaA la larga, el santanderismo derivaría las luces y la moral por los desalmados caminos de un servicio apenas interesado en la domesticación clientelar a los caudillos usurpadores del poder público. Las semillas enfermas del falseamiento solo posibilitaron la siembra de una República pastiche, año a  año más degradada, más cínica y más vil.

 

Por las sinuosidades de la heroicidad traicionada navega don Simón Narciso Rodríguez, tratando de sembrar entre los surcos procelosos  los inmensos e inmaculados huesos del más formidable y noble pez jamás capturado. El preceptor sabe que a los trescientos, ya quinientos, de doctrinería, no los remediaba la épica de un coloso. Ni siquiera la profunda y eterna devoción de Bolivar por su maestro, alcanzarían para que una Casa de Industria Pública pudiera conducir la forja de la subjetividad Grancolombiana. La muerte salvó al discípulo de la impúdica y dolorosa errancia de su maestro.

 

La diversidad inverosímil de nuestro continente es capaz de los ejemplares más sorprendentes, pero solo homogenizando la inigualable belleza polifónica de tantas épicas en concierto, podría trascender la magia de su identidad contradictoria y multiforme, para darse como la gesta eficaz y simple de mil pueblos uniformados en trance de epopeya. Así ha sido y así hemos metamorfoseado el oprobio hasta llegar a creernos inútiles para la causa del honor y la sensatez. Los dolores de las guerras han parido y reingeniado   regímenes, pero las cimas del sacrificio contrastan con las simas de las frustraciones. No hay régimen que nos venga en gracia, excepto  la nostalgia del estado natural del que fuímos irremediablemente desterrados. Hacer con sus escombros una especie de Maloka, donde aloparnos de las herencias y contextos profanadores de la majestad del niño y la naturaleza, reenseñarnos la necedad ancestral de ser,  obviamente es industria en disenso con el no ser de la república.

 

Así es como aquí estamos viendo y contribuyendo con nuestra inescrupulosa pedagogía a la terribilísima paradoja de la multiplicación y el desperdicio del potencial humano. Les aguzamos su fiereza para disputar cerrilmente el territorio de su supervivencia, les achicamos el alma a lo vegetativo, los secuestramos  de sus instintos más primitivos, haciéndoles anhelar en las escalas de la plusvalía y el servilismo de ellos esperados. Y todo esto lo blindamos de religión para minimizar la tentación de lo irreductible humano. Danzan entonces para nosotros el insolente y ubicuo espectáculo de sus cuerpos desnudos de toda profundidad que suscite sentimiento distinto a la misantropía. De este modo aprendimos a amarlos mientras nos sirven, es decir, como se aman las cosas. Y también como se desechan cuando dejan de ser útiles. Desalmándolos nos desalmamos y así, quinientos años después, somos nosotros los procreadores del crimen y la justificación de la espada y el credo ibéricos.

 

Cuando se mira entonces los recursos y la forma en que es administrada la educación de los pobres, la miopía y estulta complicidad de los reclamos de estos, no dan ganas de ir a los principios para invocar el alma inamansable e inmortal, pero crucificada de los celotes del Decoro y del Amor Generoso.  Ninguna traición fue tan eficientemente perfeccionada como la administración de las preceas intangibles logradas en los campos de la heroicidad. El Areópago llamado a ¨purificar lo corrompido en la República ¨ se esconde denigrado y proscrito. Y cada que enseña la fulgidez de su mirada en algún espontáneo emisario, el usurpador no da reposo a su brazo hasta hacerle renegar como de una quimera satánica.

 

Cuando se trata de organizarnos para pensar y diseñar la forma de ennoblecer a nuestros niños, dándoles cuanto su Decoro exige para trascender en positivo el legado de las generaciones procreadoras, los recursos materiales acortan tiempos de socialización, pero no son tan determinantes como la decisión lúcida y ferviente del cuerpo pedagógico. Ciertamente combatimos contra la sofisticación y universalización de los coeducadores generadores de ludopatías, como los juegos cibernéticos y la propia web. Sin embargo, el aprovechamiento del tiempo que están a nuestra merced suele ser un tiempo de castigo mutuo. El privilegio de ensanchar el alma haciendo caber en ella la pasión por el ideal humanista, se confunde cada vez más con los manuales de la autosuperación y el éxito.

 

 

 

  

 

UN COLEGIO CON PROPÓSITO

 

El Ecológico puede ser otro eufemismo más de los que ya pueblan el espectro educativo público. Un colegio con apellido verde, pero tan colegio como cualquiera. Frente al poderoso influjo de la realidad y el amparo cómplice de su inercia, toda nueva criatura tiene el derecho, y hasta el deber, de soñarse trascendiendo dicho despropósito.

 

Un propósito es mucho más que las florituras manidas a las que nos tienen acostumbrados las propias florituras de la Constitución y la Ley. Un propósito, además de ser el sentido que nos preserve de la cotidianidad de un quehacer obtuso y heterónomo respecto de la tiranía económica que transversaliza toda la política de la ¨Revolución Educativa,¨ constituye la posibilidad de una educación con sentido, seriamente participativa, esto es, comprometida con el entorno amenazado que la justifica.

 

Ahora bien, ¿cuál sería ese propósito? Problematizar la concepción y el modelo de desarrollo único, que arrastra la región por las execrables veredas del capitalismo extremo, sin permitirle a la gente más participación que el juego de la política en sus expresiones más perversas. Modelo que usa maquiavélicamente la ecología cuando esta le acumula plusvalía, o la sataniza cuando levanta la mirada para leerse desde sus sabios adoradores ancestrales, hasta los etnocidas que la mancillaron, esclavizándola al despotismo de sus instituciones y títulos.

 

Mientras no haya más lectura que la del usurpador ni más previsión que la de sus inversiones, todos los esfuerzos conservacionistas inexorablemente terminarán por hacerle morcillas al diablo. Así, pues, antes que un PEI la gran necesidad está en la recuperación de esa otra axiología, sojuzgada, vilipendiada y condenada al fuego del olvido por los vándalos del alma. Luces y Moral, camarada Simón, siguen siendo nuestra mayores necesidades. Solo que ahora, tal deber es doscientas veces más tesudo y no admite dilación alguna, que en la Amerindia se juega el Planeta sus últimos posibilidades antes de un mea culpa tan estúpido como tardío.

 

He ahí nuestra tarea, nuestro ministerio, lo hermoso y heroico de la Misión a emprender