TERNURA E IMPERIO

..hay que acunar al pueblo,

ese gran tonto, cuando lloriquea..

 

HEINE

 

Si la solidaridad es la ternura de los pueblos, Chávez la encarna como el que más. Un acto de amor. Una caricia. Un arrurrú de amantísimo padre. Esa es la vena, esa es la savia, la fuente espiritual de esta poesía revolucionaría, que tanto se niega a ser colonia como a desinstitucionalizarse en el enfrentamiento al imperio y su gigantesca capacidad de premeditación y alevosía.

Chávez construye la defensa estratégica del proceso en el acto fraterno de dar y darse con ese cariño tibiecito, infantil, palpable, que se siente y se irradia en cada Aló Presidente y en cada uno de sus actos, tanto públicos como privados. Chávez construye devoción. Y la devoción es la fuerza de los mártires. Chávez desafía al imperio con la misma fuerza y la resuelta paz de Jesús en su momento. El imperio mira desde su criminal sigilo al personaje y trata de entender, de situarlo, e incluso de aprovecharlo estructural y teleológicamente. Un nuevo credo, un nuevo mito de redención institucional. Pero ya tuvimos uno, Allende, bombardeado, inmolado ante los ojos impávidos del propio campo socialista. La coyuntura latinoamericana, sin embargo, es otra. Hay menos campo socialista, pero en Latinoamérica más de un gobierno reivindica en serio la soberanía nacional y el poder popular.

“Latinoamérica está fuera de control”, afirma Chomsky. Sin Latinoamérica el mito imperial no tendría cartas de crédito ante el mundo. Y un imperio es mucho que un poderoso arsenal y una inescrupulosidad sin límites. Latinoamérica ni se discute ni se negocia. El terreno perdido buscarán recuperarlo y consolidarlo mediante campañas tan colosales como la desencadenada so pretexto del World Trade Center.  

La argamasa de la resistencia árabe ha sido el Islam. La nuestra, por supuesto no será el cristianismo oficial, pero con toda seguridad el sentimiento por el amadísimo Mesías inmolado, podría obrar el milagro de un anti-imperialismo infinito. Más que Chávez en el poder, les preocupa el Chávez martirizado. El mito que sustente una lucha de resistencia innegociable y de resonancias continentales. Los escenarios de contaminación física, de perturbación mental o de descredito del Presidente, deben estar moviendo los gabinetes siniestros de la CIA. No pasará mucho tiempo, si la decisión del pueblo prevalece, antes que empecemos a notar indicios, síntomas. Físicamente es imposible blindar a Chávez, hacerlo invulnerable a las operaciones negras del imperio. Chávez va a morir en el poder. La gente ya no le concibe más ámbito que el poder o el mito. Y ninguna de estás opciones le inspira interés al imperio. ¡Desprestigiarlo! ¡Desprestigiarlo! Desprestigiarlo! Condenarlo a un desahucio vergonzoso. Tal es su imperativo, su afán, su prurito. Quien quiera plata de los chicos malos idéese estratagemas para encochinar la imagen del presidente. Los media, obviamente, suelen ser muy creativos (léase, inescrupulosos) cuando de puntuar frente al imperio se trata. Y ahí están, dale que dale con toda suerte de escándalos, amplificando cuanta canallada se le ocurra a los agentes siniestros del Comando Sur y a los mercenarios ideológicos domésticos; eclipsando, minimizando o distorsionando cuanto de loable procure y logre el gobierno revolucionario.

Pero el iconoclasta Chávez, el negroide guazón cuyo lenguaje y desparpajo mandaron al carajo la anacrónica mayestática del servicio público, sigue aferrado a su fervor y a su labia, repartiendo besos y abrazos, mientras fustiga a sus ministros a cambiar la frustración y las lágrimas de la Venezuela marginada, por el poder y la confianza en la Nueva Patria. La filialidad que Chávez ha despertado entre las masas, la nueva fe de los desesperados, el volver a tener Padre que es como tener Patria, ese hermano, ese pariente pudiente, generoso y valiente tendrá quien le defienda y reivindique en la memoria de los que aún no han nacido. Pero.. ¿será suficiente la devoción y la gratitud para que el proceso subsista a las presiones del imperio?